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DEDICATORIA
A ella
a la vida...
y al final...
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CHARLAS CON UNA SEÑORA
DIFERENTES
Señora, somos diferentes...
y es mejor que así haya sido.
Yo, de nada me arrepiento,
y menos de haber vivido.
Si así soy, si así siento,
es porque ese pasado he tenido.
Señora, somos diferentes...
y es mejor eso no cambiar.
A usted le gusta la gente,
y disfruta de entre ellos estar.
Si usted sola se siente,
a mí, solo me gusta andar.
Señora, somos diferentes...
y es mejor que así fuera.
Usted teme la muerte
y morir la desespera.
Yo, la creo otra suerte,
y vivo en su espera.
Usted es como es...
Yo soy como soy...
Señora, somos diferentes...
...oo0oo...
Año 2002
SERIEDAD
La señora preguntó,
como si fuese un misterio,
y la voz bajó,
para que a nadie diese susto,
por qué era tan serio
y siempre tenía el rostro adusto.
La pregunta sonreír hacía,
tal vez de extrañeza,
más bien por la ironía;
o por la simple explicación
que, lo que es naturaleza,
no necesita una razón.
La señora se marchó
sin esperar la respuesta
que muchas veces oyó,
quizás ya no la quería oír,
quizás no estaba dispuesta
a otras cosas decir.
Miré por la ventana:
el mundo, la humanidad;
de sonreír no tuve ganas.
No entendí el misterio.
¿Por qué mi seriedad?
Y viendo... seguí serio.
...oo0oo...
Año 2002
MI GENTE
La señora, displicente,
realizó la interrogación:
–¿Esa gente?
–Sí, ésos son...
Los que desayunan a la apurada
para tomar el transporte colectivo,
y, como es de madrugada,
hacen el viaje dormidos.
Los que van apretados,
todos juntos en el pasillo,
del pasamanos colgados,
y con poca plata en el bolsillo.
Los que cuidan de no apretar
el paquetito de comida fría,
que más tarde ha de matar
el hambre de mediodía.
Los que bajan sin pena sentir,
y, aún estando abajo,
están contentos de vivir,
contentos de tener trabajo.
Sí, ésa sí,
sí, esa gente...
Sí, ésa sí,
sí, es mi gente...
La señora, sonriente,
rectificó la interrogación:
–¿No será esta gente?
–No, éstos no son...
Los que se levantan adormilados,
con el sol ya salido,
y, luego de bañados,
desayunan viendo el informativo.
Los que empiezan a las nueve,
y si llegan más tarde son superior,
un café apenas llegue,
y encendido el computador.
Los que antes de mediodía
a almorzar todos se van;
los del medio a la esquina.
los de arriba al restorán.
Los que viven preocupados,
con el hígado hecho trizas,
pero, como buenos empleados,
siempre tienen una sonrisa.
No, ésta no,
no, no esta gente...
No, ésta no,
no, no es mi gente...
La señora, complaciente,
recalcó la interrogación:
–¿Esa gente?
–Sí, ésos son...
Los que no tienen plata guardada,
ni siquiera una libreta de ahorro,
los propietarios de nada.
pero los dueños de todo.
Los que hablan sin educación,
y hasta dicen groserías;
los que son como son,
y viven sin hipocresía.
Los que miran sin malicia
y no piensan cuanto ganar;
su fortuna: una caricia;
su triunfo: poderse acostar.
Los que necesitan una mujer,
hijos y amigos para vivir;
algo para comer y beber
y cualquier cosa para vestir.
Sí, ésa sí,
sí, esa gente...
Sí, ésa sí,
sí, es mi gente...
La señora, impaciente,
reiteró la interrogación:
–¿No será esta gente?
–No, éstos no son...
Los que miran con picardía,
rápidos en la viveza;
tener dinero es su alegría;
perder tiempo, una tristeza.
Los que hablan de cultura,
y hablan en voz baja;
que no tienen las manos duras,
porque con ellas no trabajan.
Los que se sienten superiores;
y gozan cuando pueden mandar
a los que consideran inferiores
porque no han sabido triunfar.
Los que viven pendientes,
de los demás y la figuración,
de la moda de ahora
No, éstos no son...
Pero, respetable señora...
aquélla...
Ésa sí,
es mi gente.
...oo0oo...
Año 2002